KIPP Raíces Academy

A low-income school in Los Angeles where students with disabilities excel

El equipo escolar de KIPP Raíces Academy son más que compañeros de trabajo, dijo la directora de la escuela, Yesenia Castro. Son una familia, trabajando juntos todos los días para asegurar que todos los estudiantes –incluyendo aquellos con discapacidades—aprendan a niveles altos. “Estamos comprometidos en al éxito de cada uno, porque eso significa éxito para todos nuestros estudiantes”, dijo Yesenia.

Esa actitud –y los sistemas y el apoyo que el personal ofrece como resultado de ello—ha hecho de KIPP Raíces una de las pocas escuelas públicas de California que trabaja con una comunidad de bajos ingresos y al mismo tiempo ha cerrado casi completamente la brecha de logro académico de sus estudiantes con discapacidades. Más del 90% de los 565 estudiantes de KIPP Raíces vienen de familias Latinas y de bajos ingresos, y la gran mayoría rinde más que sus pares en el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés). Pero lo más notable es que el 10% de los
estudiantes de KIPP Raíces con necesidades especiales de aprendizaje también rinden bien: 36% están a nivel de grado en el inglés y 50% en matemáticas, en comparación a menos de un 8% en LAUSD. Esto significa que los estudiantes con discapacidades en KIPP Raíces son cuatro veces más propensos a estar a nivel de grado en el inglés y ocho veces más propensos a estar a nivel de grado en matemáticas que los estudiantes con discapacidades en cualquier otro lugar del distrito.

“Realmente es un lugar muy alegre, pero también es un lugar de altas expectativas y un enfoque en resultados”, le dijo la fundadora Amber Young Medina a L.A. School Report cuando KIPP Raíces se convirtió en la primera escuela KIPP en ganar una Cinta Nacional Azul en 2015. Los educadores de KIPP Raíces saben que todos y cada uno de los estudiantes es capaz de cosas increíbles, y trabajan duro todos juntos para hacerlo una realidad.

KIPP Raíces es parte de la red de 15 escuelas chárter de KIPP LA. Yesenia Castro (directora de Raíces), Kim Dammann (directora de educación especial de KIPP LA), y Medalla Dimapindan (especialista de en educación especial en Raíces) comparten sus pensamientos sobre cómo la escuela lo logra.

Una cultura fuerte de colaboración

Como tantos directores que obtienen grandes resultados con los estudiantes con discapacidades, Castro trabaja con su personal y los estudiantes con un espíritu de inclusión y colaboración. “Nuestros estudiantes de educación especial no son vistos como estudiantes en un grupo o una categoría separada; son todos nuestros estudiantes, hay un sentido de responsabilidad compartido”, dijo Castro.

Cada salón trabaja cerca con otros salones del mismo grado, y hasta en distintos niveles de grado TK-4. Aún más que otros estudiantes, los estudiantes con discapacidades necesitan estabilidad y regularidad. Prosperan cuando forman relaciones auténticas y continuas con adultos interesados que los conocen y los entienden, y que tienen el conocimiento para poner a prueba intervenciones distintas en busca de las soluciones apropiadas –como así también la paciencia de seguir probando cuando esas intervenciones no dan resultado.

Muchos miembros del equipo de educación especial de KIPP Raíces y de las otras escuelas locales de KIPP LA han trabajado en educación por mucho tiempo, y la mayoría han trabajado juntos en KIPP por años. La escuela tiene siete miembros de tiempo completo y uno de tiempo parcial apoyando la educación especial, y la oficina administrativa central de KIPP LA tiene varios gerentes de programa, como así también una directora de educación especial, Kim Dammann, que ha trabajado en escuelas y en otros puestos en el campo de educación por más de 20 años. Desde que la escuela fue fundada en 2008, el equipo de educación especial se ha expandido por haber traído especialistas de otras escuelas o promovido a maestros o especialistas a nuevos niveles. La directora también ha estado en la escuela desde 2009 –fue maestra fundadora de primer grado—y cada año más del 90% de los maestros vuelven a la escuela.

Para mantener esas relaciones fuertes, KIPP LA trata de ofrecer tantos servicios como sea posible internamente, en lugar de contratar servicios de un proveedor externo. “De esta manera podemos controlar la calidad de nuestros servicios”, dijo Dammann. “Hace falta alguien que trabaje dentro del equipo continuamente para realmente responder a las necesidades de los estudiantes. Se trata de conocer a los maestros y los estudiantes y entender la cultura, y hacer un esfuerzo adicional para ayudarlos en lo que sea que necesiten”.

Con tantos años trabajando juntos, el equipo de educación especial es capaz de comunicarse de una forma abierta con frecuencia sobre lo que está dando resultado y lo que no, extendiendo
esa comunicación abierta a los padres, los maestros de educación general, y el personal regional.
“Hay tal comunicación constante sobre lo que se está haciendo con los estudiantes y viendo dónde están”, dijo Castro. Los maestros también se reúnen todas las semanas por tres horas con su nivel de grado y reciben desarrollo profesional adaptado sobre temas relevantes, generalmente incluyendo manejo e intervenciones de educación especial, por parte del personal de educación especial. Para ayudar a los maestros a concentrarse en la instrucción, Dimapindam maneja todo el papeleo de IEP y se reúne con cada maestro de educación general cada seis semanas, rotando los grados cada semana.

La instrucción diferenciada, no diluida

Cuando una escuela hace el currículo y la instrucción “más fácil” para asegurar que los estudiantes con discapacidades puedan dominarlos, los estudiantes no se benefician. Cuando los estudiantes no reciben material exigente en un grado, los deja sin preparación para materiales más exigentes en el próximo grado, y eventualmente en la universidad, una carrera o la vida.

Como otras escuelas que logran grandes resultados con los estudiantes con necesidades especiales, KIPP Raíces le da a cada estudiante un currículo exigente – pero les da a los estudiantes muchas oportunidades para aprender el material, con una variedad de métodos de instrucción. “Los estudiantes a cuyas necesidades no se ha respondido a través de métodos tradicionales de enseñanza se benefician de instrucción directa, suplementaria, trabajo en grupos chicos, talleres, llamado y respuesta, aprendizaje práctico, canto, actuación, enseñanza de equipo, instrucción individualizada, aprendizaje cooperativo, tutoría de pares, actividades con computadoras, y otras técnicas innovadoras”, dice la petición de renovación de chárter de la escuela en 2013.

Este año, la administración ha reservado una hora adicional de planeamiento común en el horario semanal para los maestros. Durante este tiempo los equipos de grado se reúnen para planear la instrucción, analizar la información y hablar sobre el progreso de los estudiantes. Los asistentes de directores también ofrecen cobertura de clases durante toda la semana para permitirles a los maestros dejar sus clases y observar las estrategias de otros maestros. La individualización basada en las necesidades de los estudiantes les resulta tan natural a los maestros de la escuela que les es fácil extenderla a los estudiantes con discapacidades. “Cuando vemos a nuestros estudiantes –aprendices de inglés, educación especial, educación general—es más ‘qué sistema dará mejor resultado con ese estudiante en particular’ y eso es lo que hacemos”, uno de los maestros de educación general le dijo a la Asociación de Escuelas Chárter de California para su informe 2016 sobre enfoques efectivos para educación especial. “Cada maestro adapta su estilo de enseñanza para responder a la necesidad de los estudiantes en la clase”.

Seguir de cerca los problemas del estudiante

En las escuelas más efectivas con los estudiantes con discapacidades, los educadores usan herramientas y sistemas de una forma general, por toda la escuela, para comunicarse entre ellos sobre las necesidades del estudiante. Usan las mismas evaluaciones y herramientas de seguimiento de información para documentar los patrones y las tendencias de cada estudiante, no sólo aquellos con discapacidades. Las escuelas más exitosas usan múltiples puntos de información para seguir el progreso del estudiante diariamente durante todo el año y adaptar la instrucción. En KIPP Raíces, independientemente de si un estudiante tiene un IEP, la escuela tiene una estructura llamada “Equipo de Apoyo al Estudiante” (SST, por sus siglas en inglés) diseñado para asegurar que los estudiantes reciban lo que necesitan. Los supervisores de cada grado revisan la información diariamente e identifican a los estudiantes que parecen tener dificultades académicamente o en su conducta, de manera que se pueda crear un SST –compuesto de administradores, maestros, padres y el líder de educación especial (si el estudiante tiene un IEP). El equipo se reúne para determinar los mejores pasos a seguir, y luego hace un seguimiento en una reunión de SST regularmente hasta que las cosas mejoren.

Contrariamente a algunas otras escuelas, las reuniones de SST en KIPP Raíces no se basan en la mera observación de los maestros, y tampoco ellos consideran las calificaciones de los exámenes anuales. Las reuniones de SST se basan en información real (y actual) sobre lo que los estudiantes están
aprendiendo y lo que no. Antes de una reunión de SST, los maestros completan un formulario con las áreas de aptitudes y problemas de los estudiantes, así como también las intervenciones que han probado. El formulario también incluye información como las evaluaciones del crecimiento de los estudiantes por medio del examen MAP, datos de los “informes diarios” que los maestros usan para medir niveles de lectura, muestras de escritura, “boletas de salida” que miden el entendimiento del estudiante de una lección o una unidad, y cualquier otra información que ayude a ilustrar el problema
y la falta de progreso.

Este mismo tipo de información es recabada después por los maestros cada tres o seis semanas para las reuniones de seguimiento de SST. Si el estudiante no está mejorando después de tres o más reuniones de SST, los estudiantes pueden ser derivados a una evaluación de educación especial. “Estamos trabajando con datos y información constantemente”, dijo Castro. Los padres rara vez están sorprendidos de las necesidades del estudiante, porque tienen incorporada la información de su propio hijo durante todo el año. A principios de año, la escuela les provee a los padres información sobre tipos de datos de estudiantes, y luego envía información regularmente al hogar sobre cómo está rindiendo cada estudiante en relación a los niveles estándares del grado.

Para hacer participar más profundamente a los estudiantes y adelantarse a los problemas, el año pasado la directora empezó a enviar a los maestros una encuesta mensual preguntándoles qué estudiantes necesitaban ayuda y qué intervenciones ya habían probado. Los maestros también revisan los SST del año anterior a principios de cada año para poder trabajar sobre lo que ha dado resultado y evitar intervenciones que no han funcionado. El SST representa el enfoque proactivo de la escuela para asegurar que los estudiantes estén al día. En un año típico, la escuela realiza cerca de 200 reuniones de SST (algunas por el mismo estudiante) en una población de cerca de 550 estudiantes.

Las intervenciones de distintos niveles les ayudan a las escuelas a ajustar el apoyo con el tiempo

Si bien muchos estudiantes a nivel nacional son identificados como discapacitados y permanecen atrapados en ese diagnóstico por años, la investigación indica que esto es erróneo. Como todos los estudiantes, los individuos con discapacidades crecen y cambian con el tiempo, y su necesidad de servicios también cambia o a veces desaparece totalmente. Por lo tanto, muchas escuelas y distritos han adoptado un enfoque de instrucción con “múltiples niveles de apoyo”, que ofrece tres niveles distintos de estrategias de instrucción, según las necesidades individuales del estudiante. A medida que los estudiantes progresan o se atrasan, se realizan intervenciones más o menos intensivas. La meta es ofrecer este apoyo efectivo temprano de manera que los estudiantes eventualmente pueden apoyarse a sí mismos. “La meta realmente es lograr que estos estudiantes se vuelvan independientes”, dijo Dimanpindan. En KIPP Raíces, los estudiantes aprenden estrategias para saber manejarse a pesar de sus discapacidades. Con el tiempo, los estudiantes pueden elegir “salir” de los servicios de educación especial si sienten que ya no los necesitan.